Biología tántrica

¿Sabías que al eyacular derrochas energía vital?

El ciclo vital de los seres vivos se puede resumir en cuatro etapas: nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte. Se dice que el periodo de mayor esplendor, exuberancia y fortaleza lo alcanzamos cuando el cuerpo está preparado para la reproducción, es decir, cuando está bien abastecido de hormonas sexuales.

Esto podría explicar por qué las técnicas del maithuna tántrico, tienen un efecto similar sobre sus practicantes. Al incrementar la producción de hormonas y al no eyacular son capaces de aumentar la libido, con todos los beneficios psicofísicos que se derivan de este caudal de energía creativa que es redireccionada cuando el objetivo no es la procreación.

Control de la eyaculación

El mecanismo biológico del tantra consiste en mantener altos los niveles de hormonas sexuales a través de la técnica de producir excitación y contener el orgasmo. Cada vez que eyaculas, tu cuerpo asume que se está preparando para crear una nueva vida, por lo que se libera lo mejor de la energía que tienes en tu interior.

Cuando se tiene control sobre la eyaculación, esa energía no se desvía y el organismo mantiene una disposición constante para el acto sexual. Según el Tao, esa energía podrá ser usada para fortalecer tu cuerpo y tu mente.

 

Como señala Mantak Chia en su libro El hombre multiorgásmico, en muchas especies, una vez que se ha dado esta energía, el cuerpo del animal comienza a deteriorarse. Un ejemplo de ello son los salmones que mueren poco después de depositar sus huevos. De igual forma, las plantas mueren o reducen mucho su actividad después de dar la semilla, y aquellas a las que se impide producir semillas viven más tiempo.

En cualquier caso, aunque nosotros, afortunadamente, no morimos después de eyacular, si sacamos cuentas, el hombre tiene una media de cinco mil eyaculaciones durante su vida, lo que viene siendo alrededor de un trillón de espermatozoides. Por tanto, no es necesario que la mayoría de las veces que hacemos el amor (no para procrear sino por placer) derramemos nuestra semilla y agotemos nuestro cuerpo. Podemos aprovechar esa energía para no sólo mejorar el rendimiento sexual sino ayudar a canalizar esa energía para el desarrollo interior.