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Zonas tántricas del placer

Toda la piel de la mujer es una zona erógena

La piel responde a roces, caricias y besos. Sin embargo, existen ciertas áreas donde la estimulación causa una excitación más intensa.

Al igual que en el caso del hombre, la zona erógena femenina por excelencia son los genitales, o el yoni para el lenguaje tántrico. Cómo señala Abraham Vatek en su libro Cómo practicar sexo tántrico, es conveniente llegar a ellos no al principio del juego amoroso sino ya transcurrido un tiempo. Sin embargo, la razón de esto último varía. En el caso del varón, es para evitar una sobreexcitación temprana; en el caso de la mujer es justamente lo contrario. Como las mujeres tardan más en excitarse, no suelen recibir de manera favorable las caricias y los besos en sus genitales desde un principio.

Caricias preliminares

Las caricias son muy importantes para las mujeres porque las excitan y relajan, preparándolas para el coito. 

Cuando se ha tenido suficiente estimulación, el yoni se lubrica y dilata a fin de recibir el lingam. Por eso, se debe comenzar por estimular las zonas que detallamos a continuación:

• En la cabeza, la línea de crecimiento del cabello, las sienes, la frente, las cejas, los párpados, las mejillas y los lóbilos de las orejas son zonas muy sensibles.
• La boca es una zona erógena de fundamental importancia. Su estímulo tiene el poder de encender todo el cuerpo. Produce un efecto directo en la excitación de los órganos genitales.
• El cuello, en especial su parte posterior, responde fuertemente a la estimulación, al igual que las axilas, las manos, la espalda, las caderas, el ombligo y el bajo abdomen.
• Los pechos son erógenos en alto grado, especialmente los pezones.
• La cara interna de los muslos es altamente sensitiva ante los estímulos eróticos.
• El ano y toda el área que lo rodea es también muy sensible.

Cuando la mujer haya alcanzando un grado de excitación considerable, podemos centrarnos en el perineo, área de piel situada entre la entrada de la vagina y el ano. Tanto los labios mayores como los labios menores son también sectores ricos en terminaciones nerviosas y constituyen una zona erógena por excelencia. Estos últimos resultan especialmente sensibles a lo largo de su superficie interior, en la hendidura de la vulva.

El clítoris

Sin embargo, el clítoris es la parte sexual más sensible de la mujer.También es la más fácil de estimular si se aprende a hacerlo con suavidad, destreza y sin precipitación. Es necesaria una buena lubricación, ya sea proveniente de la secreción vaginal o de la saliva. Si la lubricación resulta insuficiente puede ocurrir lo contrario, así que a tomárselo con calma.

Ahora que ya conoces las zonas erógenas femeninas, te invitamos a conocer un poco sobre la anatomía sexual del hombre y sus zonas de placer.

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