¿Cuál es la frecuencia eyaculatoria ideal?

Si te preguntas cuántas veces se debe eyacular , debes saber que dependerá de la propia vitalidad de cada persona, no todos los organismos son iguales.

La eyaculación debe dejar al hombre ligero y descansado, nunca exhausto, vacío y sin ganas de proseguir con el acto sexual. Esta clase de eyaculación sólo puede experimentarse cuando las reservas de semen son, como dicen los chi­nos, «plenas» y «florecientes».

Si una eyaculación te deja cansado y deprimido, debes prolongar el intervalo entre emisiones.

También puedes minimizar la pérdida de esencia y energía debida a la emisión del semen si aprendes a «correrte ligeramente» cuando hayas decidido eyacular.

En lugar de agitarte cada vez más justo antes de la eyaculación, acércate al borde suave y lentamente. Saborea la exquisita sensación de «dejarse ir» y, al instante, «bloquea deliberadamente el canal urogenital mediante una profunda contrac­ción del ano y del eje del pene antes de que termine la eyaculación. De esta manera conservarás entre un 20 y un 30 por ciento del semen, al mismo tiempo que se produce la deseada descarga eyaculatoria.

Inme­diatamente después de la emisión, contrae rítmicamente todo el diafragma urogenital durante uno o dos minutos practicando el cerrojo del esfínter anal. Esto tonifica los músculos de la pelvis, que quedan blandos y fláccidos tras la eyaculación, y evita la pérdida postcoital de Qi a través del perineo, ano y canal urogenital.

Este ejercicio también es muy beneficioso para las mujeres, porque impide la pérdida de Qi por la vagina e impulsa la energía sexual hacia los canales de la co­lumna, por los que asciende hacia el cerebro.

El tao y la sexualidad

A continuación te presentamos unos experimentos sencillos que cual­quier hombre puede realizar para comprobar la verdad del Tao en la sexualidad.

Prueba a mantener un vigoroso encuentro sexual una media hora antes de participar en una prueba atlética o salir a un es­cenario; una vez con eyaculación y otra sin ella. Le sorprenderá la di­ferencia.

Realiza el acto sexual bien entrada la noche, un día con y otro sin eyaculación, y compara luego la cantidad de sueño que nece­sitas y cómo te encuentras al levantarte a la mañana siguiente. Más con­vincente todavía es la diferencia en vitalidad que notarás a lo largo de todo el día tras mantener relaciones sexuales por la mañana a primera hora, una vez con y otra sin eyaculación.

Experimenta también con otros factores, tales como el clima, el estado de ánimo y el estado físico. Sin duda percibirás una enorme diferencia tras un coito con y otro sin eyaculación en un día helado de mediados del invierno, cuando, en palabras de Peng Tse, «una eyaculación es cien veces más perjudicial que en primavera». Los hombres que reducen drásticamente su frecuencia de emisiones du­rante los meses invernales, sin reducir el número de coitos, experi­mentan en mucho menor medida todos los síntomas relacionados con el tiempo frío, tales como resfriados, gripe o la «depresión de in­vierno», y cuando estés con el «ánimo decaído», una eyacula­ción podría deprimirte más, mientras que un coito prolongado sin emisión de semen es una excelente manera de «animarse» de nuevo.

Cuando un hombre está enfermo, la pér­dida de semen hace que su estado empeore, ya que le priva de su mayor fuente de resistencia justo cuando más la necesita.

Las relacio­nes sexuales disciplinadas, por el contrario, constituyen un excelente paliativo para numerosas dolencias crónicas, sobre todo aquellas en que influye la secreción de hormonas. Miles Davis y Mohammad Alí llegaron a estas conclusiones precisamente de la misma manera, me­diante ensayos y errores.

Todo hombre debe establecer su propio programa ideal de emisio­nes como orientación general, pero también ha de tener en cuenta las circunstancias particulares de cada ocasión antes de decidir si es o no adecuado eyacular.

En un texto taoísta titulado Los fundamentos para el cultivo de la vida encontramos la siguiente advertencia:

La eyaculación queda estrictamente prohibida cuando el hombre está bebido o repleto de comida. Una emisión en estas condiciones es cien veces más perjudicial que en circunstancias normales, y puede provocar vértigos y desagradables erupciones.

La mente y el control de la eyaculación

La actitud mental del hombre es igual de importante que su pericia física.

Si el hombre permite que su mente divague y se aleje del asunto en cuestión, o si se entrega por demasiado tiempo a las exquisitas sensaciones de una inminente eyaculación, no tardará en perder el con­trol y su actuación habrá terminado antes de que pueda darse cuenta.

En una de sus más encantadoras y oportunas analogías, la Muchacha Sencilla ilustra de la siguiente manera los peligros de la irreflexión masculina durante el coito:

“Hacer el amor con una mujer es como cabalgar un caballo al ga­lope con las riendas raídas y deshilachadas, y tan peligroso como caminar por el borde de un profundo foso lleno de puñales afila­dos”.

Basta una breve distracción para que el hombre caiga incontrola­blemente en el foso de la eyaculación, lo que pone fin al «viaje» para ambos miembros de la pareja.

Cuando «cabalga una mujer» (yu nu), el hombre debe estar tan atento a la técnica como si estuviera galopando por el bosque a lomos de un caballo salvaje.

Técnicas taoístas de penetración

Las técnicas taoístas de penetración y retirada durante el acto se­xual tienden igualmente a retrasar o suprimir la eyaculación.

Empuje superficial y profundo

En la penetración por delante, se aconseja al hombre que procure que la mayor fricción sea entre la zona del clítoris de la mujer y la parte su­perior de la base del pene, no entre el glande y las paredes interiores de la vagina.

Cuando penetra de esta forma, el hombre debe mover el pene verticalmente, de arriba abajo, sobre las “Cuerdas de Laúd” [el frenillo del clíto­ris]  y los “Brotes de Trigo” [los labios menores], antes que meterlo y sacarlo de la vagina en toda su longitud.

En el léxico taoísta, esta clase de penetración recibe el nom­bre de «empuje superficial», mientras que las penetraciones vaginales profundas se llaman «empujes profundos».

Me­diante los empujes superficiales, el hombre puede estimular directa y vigorosamente la zona más sensible de la mujer –el clítoris– con la parte menos sensible de su pene, mientras mantiene su propio punto sensible -la punta del pene- relativamente inmóvil en el interior de la vagina.

Empuje superficial

Empuje profundo

 

Pautas de penetración taoísta

Los libros de almohada taoístas hacen numerosas referencias a distintas pautas de penetración, como «tres empujes superficiales y uno profundo», «seis superficiales, dos profundos», etc., pero la más frecuentemente recomendada por los antiguos adeptos es la de «nueve superficiales, uno profundo».

Además de servir como contrapunto rít­mico a los empujes superficiales, dando a la mujer un repentino cam­bio de marcha, los empujes profundos son muy eficaces para «bom­bear» el pene de manera que recobre toda su dureza cada vez que el hombre pierde parte de la erección tras aplicar las técnicas para el control de la eyaculación.

Los empujes profundos, además, también ejercen una estimulación directa sobre el sensible «punto G» de la mujer.

Si, debido a una mala sincronización o a la falta de atención, los métodos de «cerrar la puerta», presionar la confluencia del yin y demás (expuestos en este artículo) no consiguen contrarrestar la creciente tensión eyaculatoria del hombre, queda el último recurso de retirar completamente el miem­bro del «florido campo de batalla» durante un rato, para retornar a la tarea en cuanto haya vuelto a recobrar la calma y la serenidad.

Por lo general, esta medida resulta en una pérdida parcial de la erección, lo que hace necesario aplicar a continuación la técnica de penetración denominada «entrada en blando».

Entrada en blando

Es una técnica excelente, tanto para volver a penetrar durante el control de la eyaculación como para aquellos hombres aquejados de impotencia o insuficiencia de erección.

Cuando el hombre se retira por completo para evitar la eyaculación, puede también aplicar el cerrojo anal o la digitopuntura en la confluencia del yin como precauciones adicionales mientras espera a que se apaci­güe su ardor (Te recomendamos leer el artículo sobre  respiración retardante si quieres saber más sobre técnicas para durar más en la cama) . Aunque al hacerlo pierda la mayor parte de la erección, la lubricación natural de la vagina y la cooperación de una compañera comprensiva le permitirán reintroducir fácilmente el “Tallo de jade” en el “Portal de jade”.

En cuanto vuelva a hallarse en su interior, la calidez y humedad de la vagina, más uno o dos empujes profundos, normal­mente bastarán para devolverle plenamente los «Cuatro Logros» de longitud, hinchazón, calor y dureza.

La Muchacha Sencilla nos ase­gura que con la práctica frecuente de este método, el miembro viril se volverá «duro como el hierro y caliente como una antorcha, permi­tiendo que el hombre supere a todos sus contrincantes y se alce con la victoria cien veces en cien batallas».

 

Conoce las zonas erógenas masculinas

Cuando nos sentimos atraídos por alguien, hasta un simple roce puede encender la chispa y hacernos entrar en calor. Esto se debe a que toda la piel puede ser una zona erótica si recibe el contacto de alguien que resulta sexualmente atractivo y deseable.

Pero lo cierto es que ciertas partes de la piel son en particular sensibles al tacto, la presión o vibración y pueden contribuir a la excitación sexual. Estas áreas reciben el nombre de zonas erógenas y su sensibilidad se debe a la rica red de terminaciones nerviosas sensitivas que se encuentran en ellas.

Los preliminares

En una relación sexual que pretende ser plenamente satisfactoria son importantes los preliminares. Por ello es necesario conocer las zonas erógenas de la pareja y saber cómo estimularlas para producir la excitación y el placer.

Cada persona responde de una manera diferente a los estímulos y unas zonas pueden ser más gratificantes que otras.

En el caso de los hombres, como señala Abraham Vatek en su libro Cómo practicar sexo tántrico, la zona erótica por excelencia la constituyen sus órganos genitales.

La zona de placer del hombre

Toda el área genital del varón responde al más leve toque. Dentro de esta, hay muchos puntos específicos para ser explorados. Por ejemplo, la zona justo detrás de la raíz del pene, entre este y el ano, cubriendo la próstata, es excepcionalmente sensible al tacto, tanto en la erección como al alcanzar el orgasmo.

Por otra parte, los testículos son sensibles en extremo. Deben ser manipulados con suavidad, ya que de lo contrario puede resultar doloroso.

Pero sin duda, el pene o lingam (tal cual se lo conoce en el  tantra) es la zona erógena más sensible. Allí es se registran las sensaciones más intensas y se concentra el placer.

El cuerpo entero del lingam es muy sensible, pero el extremo del glande es particularmente rico en terminaciones nerviosas, en especial en su corona. Por ello reaccionará con mucha rapidez a la mínima estimulación. También el frenillo es en extremo sensitivo en todos los hombres, al igual que el área detrás de la abertura del pene.

Esta zona te aconsejamos dejarla para último momento debido a la rapidez con que el hombre puede llegar a la excitación. Recomendamos por tanto centrar la atención antes en otras áreas también altamente erógenas como el cuello y las orejas, las tetillas, la palma de las manos y la espalda, que responden muy bien también a los estímulos.

No olvides por supuesto, si tu chico lo permite, el ano y toda la zona que lo rodea. Este es otro de los puntos fundamentales de mayor placer porque está en el llamado punto g.

Si quieres saber más, te invitamos a conocer también las zonas erógenas femeninas.

Zonas tántricas del placer

Toda la piel de la mujer es una zona erógena

La piel responde a roces, caricias y besos. Sin embargo, existen ciertas áreas donde la estimulación causa una excitación más intensa.

Al igual que en el caso del hombre, la zona erógena femenina por excelencia son los genitales, o el yoni para el lenguaje tántrico. Cómo señala Abraham Vatek en su libro Cómo practicar sexo tántrico, es conveniente llegar a ellos no al principio del juego amoroso sino ya transcurrido un tiempo. Sin embargo, la razón de esto último varía. En el caso del varón, es para evitar una sobreexcitación temprana; en el caso de la mujer es justamente lo contrario. Como las mujeres tardan más en excitarse, no suelen recibir de manera favorable las caricias y los besos en sus genitales desde un principio.

Caricias preliminares

Las caricias son muy importantes para las mujeres porque las excitan y relajan, preparándolas para el coito. 

Cuando se ha tenido suficiente estimulación, el yoni se lubrica y dilata a fin de recibir el lingam. Por eso, se debe comenzar por estimular las zonas que detallamos a continuación:

• En la cabeza, la línea de crecimiento del cabello, las sienes, la frente, las cejas, los párpados, las mejillas y los lóbilos de las orejas son zonas muy sensibles.
• La boca es una zona erógena de fundamental importancia. Su estímulo tiene el poder de encender todo el cuerpo. Produce un efecto directo en la excitación de los órganos genitales.
• El cuello, en especial su parte posterior, responde fuertemente a la estimulación, al igual que las axilas, las manos, la espalda, las caderas, el ombligo y el bajo abdomen.
• Los pechos son erógenos en alto grado, especialmente los pezones.
• La cara interna de los muslos es altamente sensitiva ante los estímulos eróticos.
• El ano y toda el área que lo rodea es también muy sensible.

Cuando la mujer haya alcanzando un grado de excitación considerable, podemos centrarnos en el perineo, área de piel situada entre la entrada de la vagina y el ano. Tanto los labios mayores como los labios menores son también sectores ricos en terminaciones nerviosas y constituyen una zona erógena por excelencia. Estos últimos resultan especialmente sensibles a lo largo de su superficie interior, en la hendidura de la vulva.

El clítoris

Sin embargo, el clítoris es la parte sexual más sensible de la mujer.También es la más fácil de estimular si se aprende a hacerlo con suavidad, destreza y sin precipitación. Es necesaria una buena lubricación, ya sea proveniente de la secreción vaginal o de la saliva. Si la lubricación resulta insuficiente puede ocurrir lo contrario, así que a tomárselo con calma.

Ahora que ya conoces las zonas erógenas femeninas, te invitamos a conocer un poco sobre la anatomía sexual del hombre y sus zonas de placer.

Masaje tántrico

En una sesión de masajes tántricos no sólo es importante la actitud que deben tener los participantes, como explicamos en el artículo de caricias tántricas, también es muy importante tomar una postura adecuada para ayudar a la relajación y el libre intercambio de energía.

Rol pasivo y rol activo

Como señala Abraham Vatek en su libro Cómo practicar sexo tántrico, quien asume el rol pasivo deberá acostarse (boca arriba o boca abajo, dependiendo del tipo de masaje erótico) yrespirar de manera profunda y acompasada. Por otra parte, el miembro de la pareja que asuma el rol activo deberá estar sentado de manera tal que quede sobre su pareja y pueda mover sus manos libremente y sin provocar tensiones.

En cuanto a las posturas de las manos, existen cuatro posiciones. Cada una de estas conlleva flujos de energía diferentes y, por lo tanto, tienen distintos efectos sobre el cuerpo de la pareja.

Es fundamental tener en cuenta que los dedos y las manos deben estar siempre relajados y operar de manera ligera.

Nunca se debe perder de vista que se trata de una serie de masajes sensuales que buscan la armonía física y espiritual.  Con estos preliminares tántricos, la idea es desbloquear zonas del cuerpo que se encuentran energéticamente obstruidas (parcial o totalmente) con el fin de facilitar el posterior goce erótico. Por ello, no es recomendable una presión excesiva y sí, un tacto suave.

Posiciones de las manos

Las cuatro posiciones que se señalan en el libro al que hacemos referencia son las siguientes:

1- Percusión: se cierran los puños sin hacer fuerza y, alternando las manos, se los deja caer repetidas veces y de manera rítmica sobre el área corporal sobre la que se está operando. Tiene la capacidad de estimular la energía rápidamente.

2- Manipulación con la mano extendida: se extiende la mano con los dedos estirados, de palma al masajeado, y se recorre una parte determinada del cuerpo. Puede hacerse en línea recta, de manera circular o a través de una combinatoria de ambos tipos de trayectoria. Sirve para impulsar la energía a través del cuerpo, pero de manera más lenta y menos potente que la modalidad anterior.

3- Manipulación con el dedo: se puede utilizarse la yema del dedo índice, mayor o anular. Los otros dedos no están “prohibidos”, pero suponen más dificultad al procedimiento y se corre más riesgo de tensionar a quien prodiga el masaje. Al igual que en la modalidad anterior, tiene la capacidad de movilizar la energía, pero lo hace de manera extremadamente sutil.

4- Estiramiento: se utiliza principalmente para recorrer los costados del cuerpo. Consiste en operar con las manos a modo de pinzas: el pulgar en el lado superior y la palma y las yemas del resto de los dedos, en contacto con el lado inferior del cuerpo de la pareja. Tiene un efecto similar al masaje con la mano extendida.

Tipos de tantra

Hay tres tipos diferentes de Yoga Tántrico, cada uno transforma la energía, pero con distintos propósitos:

Tantra Blanco

Se practica con propósitos espirituales, para purificar y sustentar nuestro Ser.  Es una técnica meditativa profunda y poderosa que sirve para conectar conscientemente con el potencial interior de cada uno y limpiar los bloqueos, y limitaciones auto-impuestas.

La práctica tiene un efecto profundo sobre la mente inconsciente que permite limpiarla de miedos, fobias y traumas del pasado que impiden vivir desde la plenitud del ser. De esta forma, en poco tiempo, se puede experimentar la liberación del peso emocional y disfrutar la vida.

El tantra yoga blanco permite trascender la dualidad trabajando sobre el concepto de polaridad. Femenino y masculino, el Sol y la Luna, positivo y negativo. Estas dos caras se encuentran para darte una consciencia clara y renovadora acerca de quién eres y cómo enfrentar tus desafíos, tus miedos y todo tu potencial, para llegar de esta forma a estar en sintonía con tu verdadera identidad.

En pocas palabras, el tantra  blanco no es sólo una meditación. Es una experiencia de renovación interior.

Tantra rojo

Es lo que generalmente conocemos en Occidente como tantra. Se practica para experimentar los sentidos y para la energía sexual. Esta es una de las formas más rápidas de despertar la energía kundalini. A través de la unión sexual se busca tocar y conocer la conciencia divina de la pareja en otros planos que existen más allá del plano físico.

Hombres y mujeres son creados perfectamente como polos opuestos complementarios. Los antiguos chinos decían que la energía del hombre se parece al fuego, mientras que la de la mujer al agua.

En Secretos tántricos para hombres, por ejemplo, se explica que si no se practica los secretos sexuales, el agua apaga al fuego cada vez. En otras palabras, cuando el hombre eyacula, su fuego sale, pero el agua sigue fluyendo. Por tanto, las autoras señalan que quienes practican el arte de hacer el amor, saben que venirse juntos no se trata de apagar el fuego, sino de calentar el agua de la mujer hasta que se evapore. Ese vapor se eleva y llena su cuerpo con energía, a través de todos sus cuerpos. Cuando se hace el amor de esta forma, no se concentra sólo en las sensaciones físicas, sino también, en el intercambio de energía. Esto le da una experiencia totalmente diferente en sus relaciones sexuales.

Tantra negro

Se relaciona con la utilización de la energía con fines propios sin el respeto por la vida de otros seres. Se practica para manipular y obtener control mental sobre otras personas.

Tantra y kundalini

La idea de hacer el amor energético puede ser un concepto nuevo para la mayoría de las personas. El proceso de entendernos como seres de energía, se encuentra todavía en pañales en culturas como las occidentales. Sin embargo, por siglos, las tradiciones hindú, china y aborigen se han enfocado en entender a los humanos como seres de energía.

Energía kundalini

Como se explica en el libro Secretos tántricos para hombres, el sistema hindú se refiere a la fuerza de vida como kundalini o shakti. Los chinos la llaman chi. También tiene el nombre de energía sexual, psíquica, física, nerviosa o espiritual, luz y fuerza de vida. Cómo la utilicemos y experimentemos determina la forma en que la llamemos.

Los hindúes y los chinos creen que esta fuerza de vida se almacena como una reserva en la base de la espina dorsal. Allí se asienta nuestra infinita fuerza de energía espiritual. Está energía se representa como una serpiente durmiente, una imagen que tiene un significado espiritual y también sexual.

Se dice que cuando se sueña con serpientes tiene que ver con el despertar de la energía espiritual y sexual. En el sistema hindú, el objetivo es despertar la energía kundalini en el centro sexual y moverlo hacia los centros superiores del cuerpo. De esta forma se puede expandir la consciencia.

 

Tantra y la polaridad de los cuerpos

“La llegada del amado es bienvenida, pero la partida del amado es llorada. El encuentro con el que te repele, es una desgracia, y la marcha del que te repele, es una dicha. Pero si continúas dividiéndote a ti mismo en esos polos, estarás en el infierno, vivirás en un infierno”. Buda

Moverse entre los dos polos

El método de meditación budista señala que el ser un testigo de esas polaridades te permite estar más allá de la vida y de la muerte. Y cuando te haces consciente de esto trasciendes el cuerpo.

Osho señala que si trasciendes tu primer cuerpo, entonces te haces consciente del segundo. Si trasciendes tu segundo cuerpo, entonces te haces consciente del tercero…

Por ejemplo, inhalar y exhalar son dos cosas y si te conviertes en testigo, entonces no eres ninguna de las dos. Ha aparecido una tercera fuerza. Ahora no eres la manifestación del prana en el cuerpo físico; ahora tú eres el prana, el testigo. En ese momento ves que la vida se manifiesta en el nivel físico debido a esta polaridad y si esta polaridad desaparece, el cuerpo físico desaparece; no puede existir. Necesita esa tensión para existir, esa constante tensión de entrar y salir, de nacimiento y muerte. A cada instante se mueve entre los dos polos; si no, no existiría.

*Tomado del libro de Osho, Meditación: El Arte del Éxtasis, cap 17.

Ceremonia tántrica

Los pasos que constituyen una ceremonia tántrica parten del devenir de un matihuna o unión sexual de ninguna manera son algo fijo, estático o que pueda ser planificado. Tal como reza el Kama Sutra: “Una vez que la Rueda del Amor ha empezado a girar, ya no hay ninguna regla absoluta”.

Como  señala Abraham Vatek en el libro Cómo practicar sexo tántrico, cada pareja, en las distintas ceremonias que ejecute, deberá dejarse guiar por las sensaciones y sentimientos experimentados en cada momento, en ese aquí y ahora único e irrepetible.

Objetivos de un ritual tántrico

La creatividad, la espontaneidad y la sorpresa resultan elementos más que bienvenidos, casi imprescindibles, en un encuentro sexual sagrado, especialmente, si se ponen al servicio de los siguientes objetivos:

  1. Despertar nuevas sensaciones en ambos miembros de la pareja.
  2.  Transmutar la eyaculación masculina en orgasmo espiritual.
  3. Prolongar el placer durante horas.
  4. Llevar a la mujer a un estado de liberación y alegría rebosante.
Ritual tántrico
Ceremonia

Modelo de maithuna

A pesar de que es deseable la creatividad y la espontaneidad, el autor describe un modelo de maithuna que puede ser practicado por cualquier pareja que quiera iniciarse en el mágico y maravilloso mundo del tantra.

Acto tantrico paso a paso

• Una vez que los amantes se encuentren desnudos y a solas, se mirarán a los ojos observando la belleza y la personificación de Shiva y Shakty en ellos. La fusión de miradas les permitirá establecer una íntima y profunda comunicación.

• Acto seguido, sincronizarán su respiración y contemplarán el cuerpo de la pareja sin tocarlo. Se trata de apreciar y admirar detenidamente, sin prisa, todos los encantos del físico que se encuentra enfrente. Esta fase tiene la capacidad de aumentar la sensibilidad erótica en los planos físicos, mental y espiritual.

Luego comenzarán las caricias y los besos, a fin de estimular la pasión e incrementar las ansias.

Cuando este alimentado el deseo, se tomarán de las manos. Durante varios minutos, respirarán de manera lenta y profunda y, luego, repetirán varias veces el mantra OM.

En el momento en el que  deseo y la energía han llegado a un punto verdaderamente alto, comenzarán a hacer el amor, o sea, el hombre penetrará a la mujer.

A partir de ese preciso instante, se tratará de eludir el orgasmo la mayor cantidad de veces para que la experiencia resulte más potente.

Es fundamental visualizar simpre la energía kundalini compartida que asciende desde el primer chakra hacia los superiores.

En el momento del orgasmo, deberá guiarse la kundalini hacia visiones de éxtasis e iluminación espiritual y cósmica.

Al finalizar el ritual, es importante realizar una meditación en pareja para canalizar la energía sobrante. Cuando se practica el encuentro tántrico y se movilizan volúmenes tan importantes de energía, si no se los encauza de manera adecuada pueden tomar malos caminos.